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Un final de año para el olvido
(Por Darío Schueri) – Suelen existir universos paralelos en la relación medios de comunicación – sociedad: la opinión pública y la opinión publicada es uno de ellos; lo que la sociedad siente y presiente, y los que los medios y muchos políticos creen o aspiran a que sienta la sociedad, es otra de las dimensiones llamada filosóficamente voluntarismo, o lisa y llanamente auto engaño.
¿Quién es Traferri?. ¿Condenado o verdugo? (de la clase política).
Hoy difícilmente “la gente” retenga el nombre de Armando “Pipi” Traferri, un senador peronista oriundo de la ciudad de San Lorenzo, al cual algunos de sus propios pares – cuatro sobre doce amparados por el Poder Ejecutivo- quisieron quitarle la “inmunidad parlamentaria” de la que goza como legislador, para que se presente a declarar en una “audiencia imputativa”, a los fines de ser inculpado por supuesta “asociación ilícita en carácter de organizador”, relacionada con el juego clandestino en Rosario y el Sur provincial.
De todos modos, la sociedad guarda en el subconsciente el hecho, aunque sea vagamente, y lo más probable, como señala el colega Osvaldo Cherep, es que utilice el veredicto genérico: “son todos iguales” (los políticos) para seguir descalificándolos.
Traferri se defendió con uñas y dientes durante tres horas en el recinto después que no prosperaran los dos tercios para quitarle la inmunidad parlamentaria. Pasó facturas a diestra y siniestra, incluida a la Vicegobernadora Alejandra Rodenas, a la cual le recordó por qué estaba sentada en esa poltrona (aparentemente la Dra Rodenas también lo “habría desconocido”). Se ocupó de intentar evidenciar con abundante papelería, que los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra le habían armado una causa, guionada por el “siniestro” Ministro de Seguridad Marcelo Saín “para crear el show de sacarme esposado por las TOE de esta legislatura”, argumentó (hecho que en la práctica jamás podría haber ocurrido).
Traferri dejó la sensación – como en las series de “Netflix” – que habrá otra temporada, y que tal como supieron revelar los guionistas de “La Casa de Papel”, se irá escribiendo a medida que sucedan los acontecimientos; cómo por ejemplo supuestas autorizaciones de juego ilegal en Rafaela, y la denuncia ante fiscalía de esta capital de dos diputados radicales (Pullaro y Bastía) sobre el decreto que autoriza el juego online – ilegal de acuerdo con estos dos legisladores, y legal según el Fiscal de Estado – en casinos provinciales.
¿Los fiscales terminaron beneficiando a Traferri?.
La semana pasada en esta misma columna alabamos la rigurosidad profesional de los fiscales Edery y Schiappa Pietra en esta causa; ¿cómo desdecirnos después que aquilatados profesionales del derecho como los senadores Raúl Gramajo (PJ) y Lisandro Enrico (UCR), titulares de las Comisiones de Juicio Político y Asuntos Constitucionales, acreditaran que los elementos de prueba vertidos por los fiscales para quitarle la inmunidad parlamentaria a Traferri eran “insuficientes” y basadas sólo en “sospechas y presunciones?”.
Sin avalar la convicción de Traferri sobre el direccionamiento por parte del Ministro Saín de las investigaciones (que arrancaron en el 2017 cuando Saín no era Ministro ni Perotti Gobernador, y el juego pasaba de ser una “falta” a considerarse un “delito”), creemos que forzados por las urgencias políticas- y porque no ciertas presiones – los dos fiscales equivocaron la estrategia y la táctica, adelantando los tiempos, hecho que finalmente terminó beneficiando involuntariamente a Traferri.
Aún los observadores políticos más imparciales coinciden en que los representantes del MPA fueron a pedir nada menos que el desafuero de un parlamentario “flojos de papeles”, motivo por el cual si las pruebas que dicen tener – y supuestamente no le presentaron a los senadores – sumadas a las que tendrían, las hubieran “cocinado a fuego lento”, dejando el desafuero para el final, el futuro del senador sanlorencino hubiera sido otro. En los albores del año 2.000 la Cámara de Diputados le quitó la inmunidad parlamentaria al diputado radical Rubén Miret, quien después fue absuelto en la causa que se lo investigaba.
Cisma en el peronismo y sacudón en el FPCyS.
El peronismo entró en un estado cismático que solo el tiempo podrá develar si se agravará o sosegará; para Armando Traferri y su grupo da lo mismo si el Gobernador Perotti despide o no a su Ministro de Seguridad, eje de todas sus desgracias; Traferri considera que lo que “le hizo”(Perotti) es imperdonable.
Habrá que ver cómo reacciona el poderoso y gravitante kirchnerismo santafesino, cuyo líder es Agustín “Chivo” Rossi, junto con Marcos Cleri.
Desconocemos el estado de ánimo del Ministro Saín; pero el contexto actual y su proyección no le son para nada favorables: no pudo entregarle al Gobernador Perotti la cabeza de su archi enemigo Traferri (tampoco la de otro legislador, de signo político contrario), sus tres leyes difícilmente vean la luz; tarde o temprano la legislatura ratificará su incompatibilidad para regresar al MPA, y la inseguridad, sobremanera en Rosario, sigue desmadrada.
El “Tsunami Traferri” también golpeó las costas frentistas. El documento emitido por los diputados socialistas la misma mañana del pedido de desafuero aconsejando el mismo, a sabiendas de que cinco senadores radicales votarían en contra y dos se abstendrían, fue un trago amargo de digerir para los radicales departamentales. ¿Y los correligionarios socios en Diputados?. Por ahora prefieren guardar un prudente silencio: “el horno no está para bollos”, se atajan.
El sinuoso devenir parlamentario.
Lo cierto es que ejecutivamente, el Gobernador dejó de tener al Senado como Cámara de ingreso favorable para sus proyectos, que con tan solo cuatro legisladores propios (y Traferri liderando el sector mayoritario) requerirá de un hábil negociador político – que hoy no lo tiene – para anudar acuerdos, por ejemplo con los radicales.
Un botón basta para muestra: quedó en suspenso el tratamiento de la vital “Ley Tributaria”, imprescindible para empezar el siguiente ejercicio, no solo porque se establecen porcentajes de aumento en tributos de emisión sino, por ejemplo, para mantener la estabilidad fiscal para pymes, entre otras necesidades.
Como reza la ingeniosa etiqueta de un vino espumante de edición limitada: “2020. LPMQTP”. Nadie augura que el 2021 vaya a ser mejor.