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Sunchales encabeza un ranking de calidad de vida

Los datos con los que se manejó Gómez fueron obtenidos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas de 2010 y del Ministerio de Salud y el trabajo resultante fue publicado con el título “Urban Quality of Life in Santa Fe province (Argentina): demographic, social and territorial processes between 1991 and 2010”, en el libro “Indicators of Quality of Life in Latin America”, editado en Estados Unidos.
A partir de este trabajo, publicado en la provincia por la revista Pausa, se elaboró un ranking con 51 municipios del territorio santafesino distribuidos en tres escalafones, alto, medio y bajo, de acuerdo al nivel de vida de sus habitantes.
Hasta 2010
Los datos muestran un estado de situación de los municipios de la provincia en el período 1991-2010. En los últimos años, algunas ciudades se vieron beneficiadas por distintas políticas y por inyección de dinero que les permitió incrementar sustancialmente sus servicios, por lo que una lectura actual podría ofrecer algunas modificaciones. Pero esto no le quita valor al estudio que hace una radiografía comparativa del nivel y la calidad de vida de los habitantes de Santa Fe.
En el estudio de Gómez, para medir el índice de calidad de vida (ICV) se tomaron los indicadores mencionados al comienzo del texto y a partir de éstos se elaboró un índice por ciudad, para poder comparar unas con otras. De esta forma, se pudo elaborar un ranking, a partir de diferenciar los municipios cuya situación es favorable, más favorable, desfavorable o más desfavorable.
El trabajo analizó 51 municipios y no contempló los cuatro que fueron creados recientemente. El índice es un promedio de cada municipio (en cada ciudad hay contrastes, hay barrios que están mejor que otros). Además, el análisis es comparativo, y no indica necesariamente que en los municipios con números más bajos se viva mal, sino que están en peores condiciones comparados con el resto.
Diferencias
En el ranking están claras las diferencias históricas entre el norte, centro y sur de la provincia. “Hay una primera diferenciación geográfica entre los departamentos norteños (desde Garay, San Justo y San Cristóbal hacia el norte) donde predomina una calidad de vida más desfavorable. Hacia el sur de estos departamentos, vemos que en general las situaciones tienden a ser más favorables”, afirmó Gómez. También el mapa pone de manifiesto que las ciudades del oeste tienen un promedio de calidad de vida más elevado que las del este. “Los números han indicado que los municipios con mayor índice de calidad de vida promedio son básicamente del centro o del sur de la provincia, y en su mayoría excepto Rosario, Funes y San Lorenzo ubicadas hacia el oeste”, sostuvo el investigador.
Centro-sur, favorecido
De esto se desprende que las zonas con situación más favorable son las del centro-sur hacia el oeste. “Sunchales, Esperanza, Casilda, Armstrong o Cañada de Gómez son ciudades que no están en un cordón industrial pero tienen un perfil favorable, ya que la población tiene más acceso a servicios y tiene niveles educativos con buen desempeño y la habitabilidad es aceptable. Y un dato en común es que todas tienen un perfil agroindustrial. En parte, el corazón agrícola de la provincia es un sector se puede decir privilegiado dentro de la provincia, y quizás dentro del país”.
Las mejor posicionadas tenían un perfil tradicionalmente agrícola, que derivó en industrial y diversificó su estructura económica. Además, no han alcanzado una escala urbana que les implique problemáticas típicas de las grandes ciudades como basura, empobrecimiento o inseguridad. “Esto, sin embargo, no debería conducirnos a una esquematización, ya que al interior de tales áreas se reproducen desigualdades, básicamente la detectada entre los municipios situados en cercanías del frente fluvial paranaense y los del interior”, aclara Gómez.
En contraposición, los de menor índice son todos los municipios norteños (salvo Pérez, Frontera y Recreo): San Cristóbal, Las Toscas, Villa Ocampo, Vera, Calchaquí, San Javier. La característica común de estos lugares es la falta de infraestructura ya que al momento de realizarse el relevamiento de datos prácticamente no había redes de distribución de agua, cloacas y gas. Según Gómez, a estas falencias hay que sumarles “deudas en los aspectos socioeconómicos como las altas tasas de mortalidad infantil, los niveles educativos no tienen la performance como centro y sur, debido a su lejanía de los centros universitarios, o también son departamentos más ruralizados, entonces la ausencia de escuelas puede ser un elemento que juega en contra”.
Fuente: La Capital